Nota publicada el 07/04/1989 en el Diario El País (España)
El 2 de abril de 1982, el argentino Miguel Pereira se licenció en The London International Film School, en Londres. Ese mismo día, las fuerzas armadas de su país invadían las islas Malvinas. De golpe se encontró en un país enemigo. Miguel Pereira, de 31 años, es el director de la película La deuda interna, su primer largometraje, por el que ganó el Oso de Plata de Berlín en 1988.
La deuda interna, que se estrena la semana próxima en nuestro país, gira en torno al drama real de un indígena nacido al noroeste de Argentina, en la provincia de Jujuy, que nunca conoció el mar y que cuando lo conoció fue para morir en él. El protagonista Verónico Cruz, murió ahogado en el hundimiento del General Belgrano, en el primer acto de guerra de Las Malvinas.
Miguel Pereira tiene un profundo sentido de pertenencia a su tierra, que, dice, le ha permitido hacer esta película. De rostro delgado, con unos marcadísimos rasgos indígenas acentuados por unos grandes y expresivos ojos, Miguel Pereira, después de varios años de vivir en Londres, va a regresar a su país, donde nacerá su primer hijo.
Él nació en la misma provincia argentina que el protagonista de su película, Jujuy, a 1.700 kilómetros de Buenos Aires, una zona que conoció épocas florecientes, pero que ahora es testigo de un enorme aislamiento y una grave crisis económica. Termina los estudios de secundaría en Estados Unidos y, tras el golpe de Estado militar en su país, en 1976, decide abandonar Argentina y comienza su periplo viajero, que le ha llevado por medio mundo. Ese desarraigo de su tierra que ha arrastrado durante años lo ha soportado, según confiesa él mismo, gracias a los vínculos que le unen a la geografía, la gente y la cultura de Jujuy. "Mi fuerte sentido de pertenencia, el saber que pertenezco a esa cultura es lo que me ha permitido sobrellevar el desarraigo".
Fue en la isla de Itaparica, frente a la Bahía brasileña, don de se decidió por la realización en el cine. "Me di cuenta de que siempre había amado el cine pero hasta ese momento no se me había pasado por la cabeza entrar en el campo de la realización". Inició entonces un camino de aprendizaje por su país, Estados Unidos, y Gran Bretaña.
La idea de La deuda interna, su primer largometraje, surge apenas dos meses después del fin de la guerra de Las Malvinas, cuando entra en contacto con un maestro rural de la provincia de Jujuy que le cuenta la historia real del indígena Verónico Cruz.
"El drama de Verónico Cruz, que ilustraba claramente el abandono y desamparo de estos niños y estos hombres de mi tierra, fue la chispa que encendió La deuda interna".
Rodada en una inhóspita región montañosa a 4.000 metros de altura y con un solo actor profesional, Miguel Pereira unió las dos historias reales, la de Verónico Cruz y la guerra de Las Malvinas, en un filme en el que quiso poner el acento en esa deuda interna que, en su opinión, tiene que pagar Argentina con las zonas mas deprimidas y olvidadas del país.
Con La deuda interna intentó reivindicar la creación de algo digno fuera de los esquemas tradicionales de su país, al margen de Buenos Aires.
Una de las múltiples ironías de esta película es que tuvo que terminarse con dinero británico, enemigo, concretamente con la producción asociada del British Film Institute y el Channel Four Television.
Miguel Pereira, que se vio obligado por la guerra de Las Malvinas a casarse en un país neutral, Bolivia, con su novia inglesa, ha conocido muy pronto el éxito. Su largometraje ha conseguido numerosos premios, entre ellos el Oso de Plata del Festival de Berlín en 1988. Sin embargo, es un hombre de ambiciones sencillas, con un enorme aplomo al hablar, que dice que el éxito le ha venido a confirmar que ha elegido la ruta correcta. "Como hombre joven he confirmado que todavía se puede soñar, que todavía se puede ser idealista y que, además, vale la pena ser idealísta". Y entre sus próximos proyectos ideales está la dirección de otra película, La última siembra, en la que se estrenará como productor el riojano instalado en Los Ángeles, Santiago Pozo.