viernes, 26 de octubre de 2012

NANO GÁNDARA DE BRIZNA PERDIDA por Griselda Gutierrez




"Esta es la brizna perdida que sólo se encuentra 
con pasión, alguna técnica escondida, 
impulso, riesgo y vida...(un necesario tropezón)" 
Brizna perdida 

Hace muchos años que vivo en Tucumán (provincia del norte argentino) pero como dice una canción “tengo el corazón mirando al sur”…a Buenos Aires, Glew, Los Alamos, la Escuela 23, etc. siempre los llevo conmigo y hoy están más cercanos ¡gracias a las redes sociales!

Fue justamente a partir de información subida a ellas que me enteré que una delegación del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Artes) de Bs. As. venía a mi provincia a participar del III Encuentro Nacional de Estudiantes de Teatro, y en dicha delegación estaba Nano Gándara, hijo de un querido compañero de mi infancia y adolescencia y hoy ingeniero Néstor Horacio Gándara y que hace muchísimos años no veía.

El encuentro fue hermoso y cada vez me convenzo más de aquello que escribió, hace algún tiempo, un vagabundo first class en su paso por este mundo y que a continuación transcribo:

“Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho.
Si digo manzana, no es la maravilla innombrable que enamora el verano,
Si digo árbol, apenas me acerco a lo que saben las aves.
El caballo siempre fue y será lo que es, sin saber que así lo nombro.
Sé que la palabra no es el hecho, pero sí se que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre…
Y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando lo que mi padre comenzó con algunas palabras.
Nacemos para encontrarnos:
La vida es el arte del encuentro.

Encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos en un país llamado “Tierra”.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir... es una pérdida de tiempo.
Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad -fuera de la felicidad son todos pretextos- y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.
Además el Universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias.
Cada mañana es una buena noticia.
Cada niño que nace es una buena noticia.
Cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos.
Por eso hay que cuidarse del que no canta, porque algo esconde.
Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí.
Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía.
Nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba y eso se lo recordaba el corazón.
Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa.
De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo,
Ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer o al hombre que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida.
Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.
Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, Porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía.
Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta.
Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.

Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor.
Vacía la copa cada noche para que Dios la llene de agua nueva en el nuevo día.
Vive de instante en instante, porque eso es la vida
LA VIDA ES EL ARTE DEL ENCUENTRO

Facundo Cabral 




Nano Gándara es actor, clown, tiene 23 años y una vocación bien definida, vocación que sigue puliendo con estudio, dedicación y esfuerzo, ¡con pasión y riesgo!, forma parte de “Brizna perdida” grupo escénico donde conviven tres disciplinas: música, teatro y clown. Y que ya le permitió recrear muchos encuentros y compartir vivencias con otros jóvenes ¡y no tan jóvenes como es mi caso! 

Parafraseando a Facundo diría “Cada clown es una buena noticia, porque cada clown es un soldado menos”. 


Me tomo el atrevimiento de afirmar que conocí personalmente a Nano Gándara, para mí de "Brizna Encontrada" ¡noticia buenísima que Dios en su gran generosidad ayer me brindó!
PD: Gracias Marisa Lucero por posibilitar este encuentro, gracias por difundir lindas noticias.




domingo, 19 de agosto de 2012

TE INVITO A CREER



Manuel Lozano presentará su libro “Te invito a creer” el día 20 de agosto de 2012 a las 20 hs. en el Círculo de la Prensa (Mendoza 240 San Miguel de Tucumán).

Todo lo recaudado será destinado al Centro Universitario Warmi de alta montaña, que hace algunos meses fue inaugurado en Abra Pampa, Jujuy.

Lozano es abogado, director de la Red Solidaria desde el año 2008 y recorre el país semana tras semana brindando auxilio a escuelas rurales, comedores comunitarios, familias y distintas instituciones.

La colaboración que presta no sólo está orientada a satisfacer necesidades básicas sino que además, busca despertar compromisos y generar proyectos de desarrollo comunitario a largo plazo. Gracias a su impulso fueron creadas setenta redes solidarias en Argentina.

La Red Solidaria fue postulada en cuatro oportunidades al Premio Nobel de la Paz.

El libro “Te invito a creer. Historias y encuentro para construir otra realidad”, surge por la necesidad de poner en palabras vivencias muy profundas del autor luego de haber estado en el terremoto de Chile, en el tornado en Formosa, en el alud en Tartagal.

Lozano es un convencido de que otra realidad es posible.

En el siguiente video lo vemos como expositor en una TED talk realizada en el año 2011 donde cuenta a cerca de su quehacer.






miércoles, 16 de mayo de 2012

EL MALÓN DE LA PAZ por Marcelo Valko


Un día como hoy, hace 66 años, el 15 de mayo de 1946 los 174 kollas del Malón de la Paz se pusieron en movimiento para bajar a Buenos Aires en busca de una justicia elemental. Les cobraban arriendo por sus tierras de siempre, hasta por los cementerios donde estaban enterrados sus ancestros. Algo increible. 

El 3 de agosto de 1946 la caravana de los kollas después de caminar 2000 kilómetros durante 81 días llegaba a la Capital Federal. Pedían por sus tierras de siempre usurpadas por los latifundistas republicanos que habían reemplazados a los antiguos encomenderos de la Colonia. El pueblo los recibió con los brazos abiertos, a su paso les tiraron flores, dos kollas subieron al balcón de la Casa Rosada ante una Plaza de Mayo colmada. 

Fueron recibidos con honores aunque luego, todos los kollas acabaron secuestrados, por cientos de soldados de la marina de guerra y hasta una brigada de lanza gases de la Policía Federal, “envagonados” en un tren de carga y arrojados a Abra Pampa. Para dar por concluido el episodio, un diputado nacional por Jujuy llamado Teodoro Saravia, a los gritos y golpeando su banca del congreso aseguró que “en Jujuy no existen los indios ni los kollas”. Todo lo que afirmo, lo probé con amplitud en el libro Los indios invisibles del Malón de la Paz, quizas por eso las comunidades, enterraron dos ejemplares para que la Pachamama le ayude al texto a contar la verdad. 

Durante el Malón de la Paz, fue la primera vez que los negados, los invisibles, los nadas de una Patria que declaró su independencia en castellano, aymará, quechua y guaraní, salieron a la luz de la Nación para reclamos por sus justas reivindicaciones. 

Hoy, muchos de los dirigentes indigenas, 
son hijos o nietos de aquellos maloneros, 
lo que prueba que la lucha sigue, 
la esperanza continua y los sueños por una Patria justa, inclusiva y fraterna 
están ansiosos por consumarse.
 

martes, 8 de mayo de 2012

PALABRAS PARA CLEMENTE (ADIÓS CALOI) por Griselda Gutierrez


“Caloi” Carlos Loiseau, el papi de Clemente y de tantas otras maravillosas criaturas, se fue demasiado pronto…  

Caloi era lo que se dice un “distinto”, un original que llegaba a nosotros por unos minutos como una suave brisa, y tenía la magia de instalarnos en el humor, en la reflexión, en los profundos problemas existenciales, en el compromiso social y en tantas otras temáticas que sería interminable enumerar.

Hacía de la creatividad su ejercicio cotidiano y de su producción tan prolífica surgieron muchos personajes que ya forman parte de la cultura popular argentina.

Hoy “Clemente”, verdadera metáfora del ser argentino, se quedó sin su papá.

Te imagino Clemente adentrándote, como diría Saint-Exupery, "en el misterioso país de las lágrimas…" y confieso que no puedo permanecer indiferente… sucede que fueron muchas las cosas compartidas con vos: momentos de emoción, de cuestionamientos, alegría, festejos. Los recuerdos vienen en tropel, y me veo nítidamente junto a mi padre en aquel ya lejano junio del ´78 compartiendo la lluvia de papelitos ¡verdadera batalla ganada al relator José María Muñoz! Y hasta me parece oir los clásicos cantitos de las hinchadas…y la esperanza, el aliento...

De ahí en más supe que por muy difícil que fueran los rivales que enfrentáramos en las canchas (y en la vida también) siempre podíamos contar con vos y con tus amigos para saber que no estábamos solos ¡nosotros teníamos la plena seguridad que, vos Amigo del alma, estarías allí para bancarnos cuando te necesitáramos!

Por eso hoy en reciprocidad querido cumpa te hago el aguante como buena porteña que soy; con nostalgia y, como diría Eladia, “con una manera melancólica de amar”.

El adiós de tu papi  me hace decirte que: 

“Su partida no deja un lugar vacío sino que deja un lugar lleno de dibujos, colores, reflexiones, amistad, humor inteligente, estética, ARTE ¡Gracias por tanta TINTA bien utilizada!
 
Luz, Paz y Eterno descanso para el alma de Carlos Loiseau, humorista, dibujante, filósofo, crítico, etc y que si yo tuviera que elegir una sola palabra para definirlo diría: ¡Maestro! 

Maestro que nos transmitiera más de una enseñanza, nos dibujara tantas sonrisas, y que para vos fuera nada más y nada menos que ¡tu querido papá!". 


jueves, 5 de abril de 2012

RAÚL SOLDI Y GLEW

Soldi, paseo celestial
En Semana Santa, la Capilla Santa Ana de Glew es un destino especial para vivir con agenda completa el calendario religioso, visitar la Fundación Soldi y conocer la ciudad que encantó al gran pintor.
Por R.P. 

  "Cuando conocí el pueblo de Glew, cerca de 33 años atrás, sus calles eran transitadas por sulkies, volantas y jinetes y daba la impresión de estar a centenares de kilómetros de Buenos Aires.
Pasé inolvidables semanas recorriendo el lugar con mi inseparable caja de colores en busca de paisajes, cuando descubrí esta pequeña capilla inaugurada en 1905, año de mi nacimiento, rodeada entonces por un huerto lleno de frutales.
Ver sus paredes blanqueadas y su interior solitario y silencioso me dio la idea de llenar espacios existentes entre pilastras y lunetos, con pinturas pintadas al fresco que relataran la historia de Santa Ana, madre de la Virgen María. También pensé en incorporar a los temas bíblicos paisajes del lugar, para que éste quedara allí, sobre los muros del templo, como documento de una época.”

Así describe el pintor argentino su encuentro con Glew, donde durante 23 veranos se dedicó a cumplir su sueño: pintar las paredes de la Iglesia, relatar la historia de Santa Ana.
Tan fascinado quedó con el lugar –situado a sólo 30 kilómetros de Capital Federal, hoy ya sin sulkies ni volantas– que luego decidió comprar una casa e instalarse allí todos los años de diciembre a marzo.

La obra
Trece son los murales que pintó en la capilla de Santa Ana utilizando la técnica del fresco a la manera renacentista, que consiste en trabajar con la pared húmeda y una mezcla de color y caseína.
La particularidad de la obra es que Soldi introdujo –en las escenas que recorren la vida de la santa– referencias al pueblo, personajes, vecinos y amigos. De este modo, si se observan las escenas con detenimiento, es posible descubrir la biblioteca de la localidad, molinos de viento y hasta la fachada de la propia capilla.
En total, Soldi trabajó en andamios desde 1953 hasta 1976; todavía hay vecinos que lo recuerdan, ya que se continuaba celebrando misa mientras él pintaba.
 
Colección
El gran cariño que tenía Soldi por Glew también lo llevó a donar su colección privada y, de esa manera, crear la Fundación Santa Ana Glew. Inaugurado en 1982, el edificio ubicado a una cuadra de la capilla, alberga sesenta obras originales del artista: óleos, dibujos, y grabados realizados entre 1927 y 1978, que abarcan las diferentes etapas de su obra denominadas amarilla, azul, blanca y académica.
Pero además de sus cuadros, pueden apreciarse el caballete en el que trabajaba, fotos en las que aparece con colegas como Antonio Berni y Quinquela Martín, cartas y telegramas.
La Fundación también cuenta con un salón de actos con capacidad para 200 personas, y los fines de semana se proyectan allí videos sobre la vida del artista realizados por su hijo mayor, el cineasta Diego Soldi.
La Biblioteca Pablo Rojas Paz, en homenaje al escritor tucumano y amigo del pintor, completa la obra, y durante las noches se convierte en la sede de una escuela primaria para adultos.
 Fuente: Diario PERFIL el 31 de marzo de 2012.

martes, 20 de marzo de 2012

DIETA PARA SER MILLONARIO por Lic. José M. Chebaia y Coach Griselda Gutierrez


DIETA PARA SER MILLONARIO es una publicación del "José María Chebaia Training Center", se trata de una guía práctica para alcanzar objetivos.
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Más información en

lunes, 5 de marzo de 2012

JOSE MARÍA "KOLLA" MERCADO EN MI RECUERDO por Griselda Gutierrez

 José María "Kolla" Mercado fue músico, poeta, maestro y gran difusor de la Cultura Jujeña Es referente de la mayoria de los músicos andinos argentinos, sus obras son consideradas fundamentales dentro del cancionero popular jujeño, distintos carnavalitos y balilecitos de su autoria fueron grabados por Jaime Torres, Uña Ramos, Tomás Lipán, Gustavo Patiño, Tukuta Gordillo y demás artistas locales. 

Nació el 9 de agosto de 1930 en Abra Pampa. 
Respecto a su infancia en alguna entrevista declaró que no había conocido a su papá, su mamá se casó (haciendo una nueva vida) y dejándolo al cuidado de su abuela, quien lo criaría. 
Estudió en la Escuela Normal de Humahuaca recibiéndose de Maestro. Ejerció en la Puna. Enseñaba a interpretar quena, charango, guitarra, bombo, poesía, coplas. El dirá: 
“En los primeros años de juventud, la música era una forma de afrontar la dureza de los inviernos. En aquellos días, cuando me tocó ser maestro rural y lo único que se siente es el silbido del viento, empezaba a recordar las noches de serenatas de mi época de estudiante. Recordando las guitarreadas y amorcitos: así nacieron varias canciones”. 
Su obra es muy prolífica privilegiando contar la historia anónima de Jujuy y su gente, la lucha de los mineros, los levantamientos rebeldes indígenas, la vida de musiqueros, pastores y poetas. 
Viajará a Buenos Aires (a La Plata) a estudiar agronomía pero el amor por la música pudo más, no sólo se afianzó como artista sino que ayudó a grabar a grupos folklóricos que llegaban allí. Editó libros y cassettes con las voces de escritores de su región. Tomás Lipán diría que la casa del coyita era algo así como la embajada jujeña. 

Su gran deseo lo sintetizó en estas palabras: 
"Quería mostrar a los poetas nuestros. En la puna está Domingo Zerpa, en la quebrada Choque Vilca y Jorge Calvetti (muy admirado por Borges)"... También afirmará: 
"Muchos de mi zona vinimos a estudiar y nos quedamos acá. No me arrepiento, si yo no hubiera salido de Abra Pampa tampoco habría hecho nada, porque cuando uno vive en su medio no ve las cosas. Tenés que tomar distancia. La añoranza te hace valorizar tu tierra". 
Uno de sus primeros bailecitos fue "El Aguilareño" y jamás se cruzó por su mente que se iba a difundir tanto. Un día llegó a la mina El Aguilar y todos los mineros la estaban cantando. Fue emocionante. Terminó siendo un himno para ellos. Aunque como nunca le pareció una gran letra no la registró.
El Coyita marcó un camino de fidelidad absoluta a lo más claro de la Cultura Jujeña que, a la vez, es lo más humilde y lo más popular. Cantor del amor del minerito, de la tilcareña, de la bella niña de Purmamarca, del puneño que baja, como tantos, a hacerse de una vida: dijo el sentir de su gente al modo de su gente. 

 Yo tuve la gran suerte de conocerlo, compartir una extensa charla en Abra Pampa y presenciar su última actuación en el Festival del Huancar.
Al respecto dije en un artículo que escribí poco tiempo después de su partida, que este hombre profundo, de silencios cargados de sentido, encendió en mí el compromiso de difundir esta página invisible de la "América profunda" que siempre está pugnando por salir a la luz por más que otros busquen silenciarla...
Hoy que pasó el tiempo puedo afirmar que:
Le debo al querido Coyita más de un aprendizaje, él influyó decisivamente para que respete aún más mis raíces, ame una cultura con una riqueza ancestral increíble, disfrute de lo maravilloso de su música, de sus poetas, de sus Artistas. Tamién reconozco que no nací en suelo jujeño, pero más de una vez me sorprendí casi musitando:
 "Volveré Jujuy una tarde de estas vidaleando olvidos, bagualeando penas..."

El viernes 5 de marzo de 2010 a las 15 horas y 12 minutos falleció a la edad de 79 años en la ciudad de Tilcara, allí muy cerca de las agüitas del río Huasamayo a las que alguna vez le cantara. 
Humilde, silencioso, hombre andino por excelencia y que tanto hiciera por su querido Jujuy emprendió el viaje de retorno a la Madre Tierra que lo cobijará por siempre amorosamente en su regazo. 

Alguien alguna vez dijo: 
"No dejó un vacío. Dejó un espacio lleno de música, poesía y amor para que todos sepamos disfrutarlo y transmitirlo. Y un mandato: aprender a honrar a nuestra tierra como él lo hizo cada día de su vida". 
Quiero cerrar este post con una copla del Coyita:

"Y si un febrero no vuelvo 
mi copla te esperará 
con una caja y mil coplas 
que otras voces cantarán."

miércoles, 22 de febrero de 2012

MI VIAJE ESPIRITUAL A LA INDIA Y MI REGRESO A CASA por Marcos Ayciriex (desde Mar del Plata)

Llegar a Calcuta es recibir, de repente, un aluvión que arrasa los sentidos: los olores de las especies, los colores vibrantes de las frutas y las telas desplegadas en las ferias, el ruido ensordecedor de las bocinas, el pregón de los vendedores, las bandadas de chiquitos corriendo de acá para allá, atravesándose a los viajeros como pajaritos sin plumas, buscándoles la mirada para pedirles plata para comida. Uno no puede ni debe perder detalle, aunque ciertas imágenes nos retuerzan el corazón y un grito mudo y agrio nos reclame retornar a nuestro país o meternos rápido en la habitación a mirar cómo el ventilador del techo nos amenaza como una guillotina de cuatro aspas. Pero el calor no permite apurar el paso, tal vez para que sea posible enfrentar la marea y, como se pueda, asimilar, aprender y crecer dentro.

¿Cómo puede vivir en una ciudad semejante cantidad de gente?, ¿Cómo es que no se quejan, que no se suicidan en masa ni dejan de sonreír?

Quizás sea así porque creen a rajatabla en la reencarnación. “Esta vida es una prueba - dicen -, para que el alma, en la próxima función, consiga mejor ubicación, o tal vez para que sea protagonista de una maravillosa historia."

Las vacas andan por la calle, es cierto, pero en algunos barrios los de una vereda veneran a los vacunos y los de enfrente se los comen. Si la vaca, que vaga libremente, cruza la calle, los vecinos que sí comen carne vacuna la faenan, y en cuestión de minutos instalan una “carnicería” con un tablón y dos sillas y venden las reses al mejor postor. Los que consideran a la vaca como un animal sagrado no se molestan al verlos haciendo lo que ellos nunca harían. “Es el karma de la vaca - dicen -, la próxima vida será un ser superior”.

Así explican en India la miseria, el hambre y la terrible desigualdad social. No hay policías en las calles y no los necesitan; la ley del karma es como tener un superpolicía que desde el cielo juzga las acciones de los hombres y sentencia el futuro destino de cada alma.

Muchos padres entregan a sus bebés a los gurúes. Intercesores entre el cielo y la tierra, esos brujos, cantando en estado de éxtasis, fumados hasta los huesos, saltan sobre el pecho y las caderas de los pequeños niños de meses. Tristemente, y con vergüenza, debo confesar que yo lo vi. Alrededor, todos cantan un mantra; si el niñito sobrevive a los saltos del gurú es porque está preparado para esta vida y será fuerte; si no, si se quiebra su frágil pecho y los pies de este mago oscuro le aplastan el corazón, el alma del desafortunado bebé deberá volver en otro momento. Todos coinciden que no es el gurú quien lo mata, aseguran que él sencillamente acelera el trámite para que los padres no alimenten a un ser que no tiene posibilidades.

Más tarde, a los diez años, los pocos pequeños que sobreviven son metidos en jaulas de caña que se hunden en el agua del río; los chicos tienen que aguantar la respiración durante el tiempo que duran las oraciones de las personas que están en la orilla. Cuando levantan la jaula, son un manojo de bracitos y piernitas que ya no se mueven. Entonces, el brujo busca entre los cuerpos, y cada tanto rescata a algún “afortunado” al que le espera una vida de constantes pruebas, ya no en jaulas sino en las calles de un país catalogado por el Fondo Monetario y el Grupo de los Nueve como un “país en desarrollo”.

Cuando uno camina esa Calcuta que yo anduve, y es persistente en su anhelo de llegar al fondo del misterio, descubre otra India, no la de “el Taj Mahal”, un lugar refulgente construido para cuidar a un muerto, sino un sitio donde se protege a la inocencia: el hogar de la Madre Teresa.

Para tomar fotos saludando basta con acercarse a un humilde cartelito que hay en la puerta, pero para conocer el lugar y hacer algo que valga la pena a nuestra alma hay que llegar a las seis de la mañana y sumarse a un grupo de personas que vienen de todas partes, rezar en inglés durante una hora toda la serie de padrenuestros y avemarías que uno, sin saber para qué sirven, se aprendió de chico (en mi caso, estuve una hora moviendo la boca como en las películas mal dobladas). Luego, una hermana mantiene una breve conversación con cada voluntario. Se me acercó una monja flaquita, no a preguntarme de donde había venido ni quién era yo ni si me gustaba la India. Ella quería saber si estaba preparado para hacer ese trabajo, si yo era una persona confiable para cuidar a sus niños. Le conté cómo era mi labor habitual en mi país y le dije que mi intención no era otra más que ofrecer una mano. Pero, ciertamente, necesitaba con desesperación redimir esa sensación amarga que uno siente al ver que sólo por haber nacido bajo distintos cielos hay otros que no tuvieron leche ni techo ni abrazo.

La religiosa me llevó a un pabellón donde cincuenta niñitos apenas se movían o emitían sonidos; tenían desde seis meses a nueve años, estaban en cunitas o en el piso que brillaba como un espejo.

Entonces, uno busca un muñeco, una pelota, revisa en la memoria y busca una canción; y así, sucede algún milagro que nos hace sentir hermanos y de la misma especie.

Le pregunté a esa monja porqué los chicos tenían marcas en la piel que eran como heridas o pequeños hematomas. Y me contó que en ese pabellón estaban los bebés que ellos todas las mañanas recogían de la basura. Pasan con un carro buscando algo que se mueva entre la mugre y arrancan a los pequeños de los dientes de las ratas y los picos de los cuervos; esas marcas les quedan para toda la vida.

Temblando por el dolor que se mete en el cuerpo y aguijonea el corazón, le pregunté por qué había elegido esa profesión, trabajar ahí. Me mostró un brazo y me contestó que hacía treinta años ella había sido uno de esos bebés. Una monja había bajado del carro, la había tomado en sus brazos, la había cuidado y amado. Sus ojazos almendrados me señalaron a la vieja religiosa que dentro de un sencillo cuadrito miraba al mundo y sonreía. Abajo del cuadro decía: “La vida es un milagro, defiéndela”; esa monja se llamaba Teresa.

Cuando la vida duele mucho se nos quiebran las piernas y uno no puede correr hacia ninguna parte. Sólo resta juntarse en el dolor, abrazarse fuerte y pedir que pase el temporal o que el sufrimiento sólo sea un mal sueño, cerrar los ojos y desear que nuestros sueños sean más grandes que nuestros miedos.

A la vuelta de mi viaje le puse rueditas a la cama de mi hijo. Cada tanto, cuando tenemos un mal día, cuando hace mucho frío o cuando miramos una película de terror, arrimo su cama a la mía, y abrazados enfrentamos la noche y las pesadillas; abrazados defendemos el milagro.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Centro Universitario en la Puna Jujeña


Rosario Quispe -
Asociación Civil Warmi Sayasjunqo:
“Nuestro sueño es que todos los coyas podamos
 vivir dignamente como lo hacían
 nuestros abuelos, vivir de nuestro propio trabajo”.


La Asociación Civil Warmi Sayasjunco, la Fundación Soledad Pastorutti y Red Solidaria participan de la creación del centro que abrirá sus puertas en marzo de 2012
La creación del Centro Universitario "Warmi Huasi Yachana", que en idioma quechua significa Casa de aprendizaje Warmi, está destinado a jóvenes de entre 18 y 30 años de la Puna que hayan finalizado los estudios secundarios.


La selección la realizarán los líderes de cada una de las comunidades de acuerdo al desempeño, trabajo, esfuerzo y compromiso de cada uno de los interesados con su comunidad, en primera instancia.
En segunda instancia, y de acuerdo a la cantidad de becas conseguidas, personal del centro universitario llevará adelante la selección final y asignación de las mismas.


Este Centro Universitario tiene como objetivo promover el incremento de oportunidades para el acceso de todas y todos a la educación, al conocimiento y al trabajo digno, con miras a alcanzar el desarrollo sostenible e integral de las comunidades coyas; subsidiar una educación de calidad para favorecer una situación de mayor equidad social; estimular las vocaciones tempranas de los jóvenes en el ámbito del conocimiento articulándolas con las necesidades y demandas de la región; y posibilitar el acceso a la educación superior sin necesidad de que los jóvenes tengan que abandonar su lugar de origen.

Por su parte, la fundadora de la Asociación Civil Warmi Sayasjunqo, Rosario Quispe, mujer perseverante en el idioma de sus abuelos anheló: “Nuestro sueño es que todos los coyas podamos vivir dignamente como lo hacían nuestros abuelos, vivir de nuestro propio trabajo”.

Fuente: Jujuy al momento