Escribo este post en momentos de gran turbulencia a nivel mundial a causa de la tragedia que está viviendo Japón.
Las primeras informaciones que me llegaron me conmovieron profundamente; además de ver el sufrimiento y desolación de todo un pueblo, mi corazón se agitaba porque en ese archipiélago, en un isla, en una calle concreta, hay una casa donde vive una querida amiga de mi infancia con su familia: Yoko.
Yoko fue mi compañerita en la "Escuela Nº 23 Ricardo Güiraldes" del Barrio Los Alamos, en Glew (Buenos Aires). Luego vino la secundaria, estábamos en distintos turnos pero en el mismo colegio. Posteriormente yo me radiqué en Tucumán y las posibilidades de encontrarnos eran más escasas aún. No obstante en cada encuentro la amistad se mantenía siempre fresca.
Recuerdo que en una de las últimas visitas me regaló unas hermosas flores naturales, que no se que tratamiento tenían, que permitieron que duraran años con un aspecto de recién cortadas. ¡Mis padres amaban esas flores!
Tomamos distintos caminos.
Pasó el tiempo, mucho tiempo...
Hasta que un día recibo un mail de una red social donde alguien quería ser mi amiga...
¡¡¡Sí, era Yoko, que desde Kanagawa (Japón) me invitaba!!!
¡Qué emocion! La vida, a través de la tecnología, nos daba la posibilidad de continuar la amistad de cuando éramos niñitas.
Y una de las primeras fotos que me envió fue de unas flores de un parque cercano a su casa, se trataba de la de la flor nacional de su milenaria tierra: el sakura (flor de cerezo).
Hoy al contemplarla no puedo evitar emocionarme. Más aún al enterarme que la tradición en su país la considerada sagrada. Es el emblema de los guerreros samurai. Por ahí leí que "la máxima aspiración de un samurái es morir en el momento de su máximo esplendor, en la batalla, y no envejecer ni marchitarse". Las flores del cerezo son muy delicadas, alcanzan su máxima belleza y con el viento, caen en seguida ¡no dan tiempo para verlas marchitar!
Hoy simplemente invito a todo aquel que llegó a mi blog "de casualidad" a elevar una oración por todo el pueblo japonés.
Los invito a compartir este video cuya canción dice algo asi:
"Donde sea que estés,
si estás donde yo me encuentro.
Voy a cantar y a rezar.
Todo el mundo junto, en un círculo de amigos.
Vamos a rezar por Japón".
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